viernes, 30 de mayo de 2008

Epistemología e Historia de la Ciencia

CUESTIONES FUNDAMENTALES DE FILOSOFÍA,
EPISTEMOLOGÍA E HISTORIA DE LA CIENCIA


Ignacio Cifuentes Díaz
Sandra Galeano Camacho

Hospital Militar Central
Bogotá - Colombia




CAPITULO PRIMERO


I. El desarrollo de la ciencia a partir del siglo XVI y las grandes controversias al interior de la ciencia

I.A. Augusto Comte: Filósofo francés, nació en 1798, en Montpellier y murió en 1857, en París. Fundador de la escuela positivista. Comte comenzó siendo matemático racionalista que había heredado del enciclopedismo francés. La aversión a las especulaciones metafísicas y a la búsqueda de las causas primeras, permitió concebir al mundo como un sistema rigurosamente sometido a leyes, y quiso hacer de la ciencia una religión.

A partir de Descartes, el mundo de los fenómenos exteriores había comenzado a ser objeto de una rigurosa disciplina científica; pero el mundo del hombre mismo y de las relaciones con sus semejantes seguía abandonado a las especulaciones metafísicas y teológicas. Comte se propuso hacer comprender que hay leyes tan precisas para la evolución de la especie humana como para la caída de una piedra. Era necesario, pues, proceder al estudio de todos los hechos, prescindiendo de las causas primeras y las causas finales. En esa forma se daría a una tercera etapa del desarrollo del pensamiento humano. La primera había sido la teología; la segunda la metafísica recurría a nociones abstractas, olvidando la realidad misma de los hechos; la tercera la positiva, superaría esos dos estadíos, y daría a los hombres el conocimiento científico de los hechos (Reale & Antiseri, 1989).

El curso de filosofía positiva se proponía estudiar la índole de las ciencias teórica abstractas, clasificadas en este orden: matemática, astronomía, física, química, biología, sociología. Era un orden cronológico, de generalidad decreciente y de complicación creciente; cada una de ellas exigía la anterior. Se advertía de ese orden un progreso, nociones que según Comte la antigüedad había considerado inconciliables y que la civilización moderna ha convertido en condiciones de todo sistema, en particular político; esa es la única manera de superar en todos los órdenes la anarquía (negadora del orden) y la reacción (negadora del progreso). Esas dos nociones que constituyen el lema del positivismo, traducen los aspectos estático y dinámico de todos los hechos, esos dos tipos de leyes también rigen para la humanidad, ésta última solo existe en la razón de sus miembros, si se le considera estáticamente. Pero si se le considera dinámicamente, el individuo aislado es una simple abstracción, considerado desde este segundo punto de vista, el hombre no es hombre sino por la humanidad, y a ésta debe sus pensamientos, sus sentimientos, su lenguaje. Hay una estática social y una dinámica social, que son como la anatomía y la fisiología de los seres vivos. Todos los individuos convergen hacia la humanidad y realizan así la unidad del espíritu, como las ciencias convergen hacia la sociología y realizan así la unidad del conocimiento. De ese modo se ve que las ciencias, como los individuos, deben coordinarse en vistas a la universalidad, y servir de fundamento a la moral, a la política, a la religión. De ese modo el principio de egoísmo se transforma en el altruismo que en la etapa positiva ha de regir todas las relaciones humanas. La humanidad misma se convierte en "el gran ser" en que los hombres se sienten realizados plenamente, y donde realizan su inmortalidad, entendida no como supervivencia física, objetiva, sino como supervivencia espiritual y subjetiva en el recuerdo y la gratitud de la posteridad. La religión positiva carecerá de un Dios creador y trascendente, y su iglesia tendrá un culto que será el de la humanidad misma. Los grandes hombres recibirán el culto que su participación en el progreso, y la humanidad tendrá sus propias fiestas y se creará en el nuevo calendario que exprese la realidad del progreso cumplido a través de los siglos (Reale & Antiseri, 1989).

La última etapa del positivismo tiene fuertes tintes religiosos, y se expresa en un lenguaje semejante al de la teología. Los métodos del positivismo estarán en auge hasta bien entrado el siglo XX; los sistemas educativos estuvieron regidos, en Europa y en América, por el positivismo.

Comte, experimentando la necesidad de una regeneración universal, política y filosófica al mismo tiempo, bajo la inspiración constante de una gran ley relativa al conjunto de la evolución humana, individual y colectiva: la ley de los tres estadios, según la cual la humanidad, al igual que el alma de los individuos humanos, atraviesa tres etapas que son:

Estadío teológico: Los fenómenos son vistos como, "Productos de la acción directa y continua de agentes sobrenaturales, mas o menos numerosos para la evolución vital de los individuos".

(Todos los hombres son teólogos en su infancia).

Estadío metafísico: Las ideas o las fuerzas abstractas, son las que explican los fenómenos.

( Los cuerpos se unirían gracias a la simpatía; las plantas crecerían con motivo de la presencia del alma vegetativa). Todos los individuos son metafísicos en su juventud.

Estadío positivo: El espíritu humano, admitiendo la posibilidad de conseguir absolutos, renuncia a interrogarse sobre cual es el origen y destino del universo. Cuales son las causas intimas de los fenómenos. Solo busca descubrir mediante el uso bien concertado del razonamiento y de la observación, sus leyes efectivas, es decir sus invariables relaciones de sucesión y semejanza. Se presenta éste estadío en la edad adulta.

El positivismo es toda una escuela de filósofos, ha negado la legitimidad de la filosofía, al menos como ciencia independiente: fueron estos los positivistas. Su punto de partida era el siguiente: la ciencia existe y logra sus fines, las diferentes ciencias van adquiriendo, sucesivamente, su independencia.

Según Agusto Comte, fundador del positivismo, toda evolución del espíritu humano logra alcanzar una fase que el llama estado positivo o científico; en el que el espíritu intenta explicar los fenómenos relacionados con otros hechos: "toda proporción que no pueda, finalmente reducirse a un hecho particular o ley general, debe considerarse ininteligible".

En consecuencia: todo conocimiento verdadero es de orden científico, pero por otra parte, existen ciertas cuestiones, las de origen o naturaleza, que la ciencia por su carácter mismo, no está en condiciones de abordar; todo lo que está por fuera del conocimiento científico se considera "incognoscible". No quiere esto decir que, en semejante sistema, no exista lugar para la filosofía. Para Augusto Comte, la filosofía es también una filosofía científica, dada la abundancia de hechos objeto de estudio, los investigadores están hoy obligados a especializarse. Ello puede tener una consecuencia lamentable: la de que llegue a predominar en la ciencia del espíritu de especialización, y ello sea causa de un excesivo fraccionamiento, perjudicial al conocimiento del conocimiento. En éste estado de cosas, el papel de la filosofía sería, precisamente, mantener la unidad, y coordinar los resultados de los diferentes estudios científicos. La filosofía no se diferencia de la ciencia mas que por la generalidad de sus explicaciones, o dicho de otra forma, según la propia definición de Spencer, en éste aspecto discípulo de Augusto Comte: "la ciencia está constituida de verdades, que existen más o menos separadamente, y no conoce su integración... el conocimiento de especies inferiores es el conocimiento no unificado; la ciencia es el conocimiento parcialmente unificado; la filosofía es el conocimiento completamente unificado".

El positivismo afirma que:

1. No podemos conocer las cosas en sí mismas.

2. Podemos llegar a tener sobre los fenómenos, juicios ciertos que tengan valor universal.

I.B. Jhon Stuart Mill: Filósofo y economista británico (Londres 1806- Aviñón 1873). Educado rígidamente por su padre. De sus años juveniles datan sus primeras colaboraciones en el Traveller, y la Westminister Review. En 1820 a 1821 visitó Francia, donde conoció a Say Saint-Simón y entró en contacto con las doctrinas liberales europeas. De regreso a Londres, estudió, dirigido por su padre, las obras de Bentham, Helvetius, Hartley y Locke y siguió los cursos de economía de Ricardo. En 1823 entró como empleado en la compañía de las Indias. En 1831 conoció a la señora Taylor, que como su padre, tuvo una gran influencia en su vida, y con la cual se caso en 1851. En el periodo de 1865 a 1868 fue miembro del Parlamento.

Utilitarismo: La doctrina denominada moral utilitaria o utilitarismo es propiamente la moral de Bentham, de Stuart Mill y de Spencer. Bentham basa su moral en una aritmética de los placeres. En la valoración de los placeres considera sólo sus caracteres cuantitativos, tales como intensidad, duración, proximidad, etc., y no establece entre ellos ninguna diferencia cualitativa. Stuart Mill, en El Utilitarismo (1863), distingue, por el contrario, los placeres bajos, y ve en una conducta justa y caritativa el origen de las alegrías más elevadas; con él; el utilitarismo incorpora, pues, al menos en sus consecuencias prácticas, la moral evangélica. Según Spencer, de la misma ley de la evolución resulta una armonía progresiva entre la felicidad de cada uno y la felicidad de todos; cuando esté plenamente realizada, los hombres practicarán unos respecto de los otros un sacrificio recíproco, no por debe sino por deseo y entusiasmo. A partir de Bentham, el utilitarismo fue introducido en el ámbito de la ciencia económica. Sus ideas, en las que se han basado en parte las teorías del valor, han perdurado casi hasta la actualidad a través de la llamada economía del bienestar.

Los radicales ingleses (sobre todo Ricardo y Bentham) frecuentaban la casa de James Mill, Stuart Mill sintió atracción hacia David Ricardo gracias hacia su benevolencia hacia los jóvenes y sus maneras corteses, también veía con mucha frecuencia a Bentham, gracias a la intimidad que había entre el padre de Mill y Bentham. Educado por su propio padre, dentro de una cultura inglesa impregnada de liberalismo. Jhon Stuart Mill leyó en su juventud a Bentham, por primera vez en 1821, creyó estar en posesión de lo que suele llamarse la finalidad de la vida.

Unido después con Harriet Taylor, Mill dentro de la tradición Empirista, asociacionista y utilitarista, trabajó con mucha intensidad para configurar un conjunto de teorías lógicas y ético-políticas, que marcaron con su propia impronta la segunda mitad del siglo XIX inglés y que aún constituyen un punto de referencia y una obligada etapa para el estudio de la lógica de la ciencia y para la reflexión en el ámbito ético y político (Reale & Antiseri, 1989).

I.B.1. Crítica a la teoría del Silogismo

La lógica es la ciencia de la prueba, afirma Mill «Todas las respuestas a cualquier cuestión que se formule debe manifestarse a través de una proposición o aserción. Todo lo que pueda ser objeto de asentimiento, o también de disentimiento, debe asumir la forma de una proposición, si se expresa mediante palabras. Todas las verdades y todos los errores deben residen en las proposiciones. » Sin embargo, las argumentaciones son cadenas de proposiciones que deberían llevar a conclusiones verdaderas, si es que las premisas son verdaderas. Se ha considerado que el silogismo constituye una clase de argumentación válida.

Propongamos el siguiente ejemplo:

P1. Todos los alemanes toman cerveza

P2. Cristine Brückner es Alemana

C. Cristine Brückner toma cerveza

Se deduce de este razonamiento que "Cristine Brückner toma cerveza", pero de la proposición "Todos los alemanes toman cerveza", ¿Cómo se sabe que todos los alemanes realmente toman cerveza?, lo sabemos por que hemos visto a Hans, a Dieter, a Maximiliane y a muchos otros beber un jarro con cerveza, y por que se ha contado que muchos alemanes toman cerveza. En consecuencia la verdad de la primera premisa se obtiene por la observación de la realidad y la vivencia de la experiencia. Y ésta sólo permite observar casos individuales.

Por eso la tesis fundamental de Mill sostiene que «Toda inferencia pasa desde algo particular hasta otra cosa particular», en la medida en que la única justificación del esto será es el esto fue. La proposición general es un expediente que sirve para conservar el recuerdo de muchos otros particulares. Para Mill todos nuestros conocimientos, todas las verdades, son de naturaleza empírica, incluyendo también las proposiciones de las ciencias deductivas (Geometría)., «Las ciencias deductivas, en todos los casos, son ciencias inductivas y su evidencia es la de la experiencia».

Sin embargo aquí que complican las cosas, si es cierto que todos los conocimientos se obtienen mediante la observación y la experiencia, y si es verdad que la experiencia y la observación sobre la que debemos basarnos nos ofrecen siempre un limitado número de casos; en que condiciones se pueden formular proposiciones de tipo universal como "todos los alemanes toman cerveza" este es un problema de la inducción. Mill afirma «La inducción es una operación de la mente con la que inferimos lo que sabemos que es verdad en uno o varios casos individuales. La inducción es el proceso mediante el cual concluimos que lo que es verdadero de ciertos individuos de una clase, también lo es de toda la clase, o que lo que es verdadero en determinado momentos, será verdadero, en circunstancias similares, en todo momento». Y como conclusión Mill define de forma sumaria la inducción «como una generalización de la experiencia. Consiste en inferir, a partir de algunos casos individuales en los que se observa que se verifica determinado fenómeno, que éste se lleve a cabo en todos los casos de una clase determinada, es decir, en todos aquellos que se asemejan los precedentes, en lo que se toma como circunstancias esenciales» (Reale & Antiseri, 1989).

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